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13/5/13

El maravilloso mago de Oz (Lyman Frank Baum)


Título: El maravilloso mago de Oz.
Título original: The Wonderful Wizard of Oz.
Autor/a: Lyman Frank Baum.
Saga: ---.
Editorial: Fuente dorada.
Traducción: Antonio Quevedo.
Año: 1979 (1900).
Páginas: 241.
ISBN: 8475080014
Precio: 9.45€
¿Dónde puedo conseguirlo?: El Corte Inglés
Sinopsis: Tanto Dorothy como el Espantapájars habían estado muy atentos a la historia del Leñador de Hojalata; ahora sabía por qué estaba tan ansioso por tener un corazón nuevo.
–A pesar de todo  –dijo el Espantapájaros–, le pediré los sesos y no un corazón; porque un tonto no sabría qué hacer con un corazón si lo tuviera.
–Yo me quedo con el corazón –volvió a decir el Leñador de Hojalata–, porque los sesos no le hacen a uno feliz, y la felicidad es lo mejor del mundo.




Aún a riesgo de que conozcas la historia de cabo a rabo, no he podido evitar lanzarme de lleno con la reseña de este libro. Esta magnífica historia comienza con un día normal en Kansas, cuando Dorothy está en la puerta de casa con su fiel perro Toto en brazos. Su tío Henry, con el que vive, está mirando el horizonte con aspecto preocupado. Tía Em, la esposa de este, está lavando los platos. Es entonces cuando empieza la magia, y un ciclón devastador arrasa con todo y hace que la casa vuele por los aires, dando vueltas y más vueltas. Cuando Dorothy siente que todo se ha calmado y decide salir, descubre que ya no está en Kansas, sino en un lugar nuevo: el país de Oz. De camino a conocer al gran mago para que la devuelva a su casa, se encuentra con el Espantapájaros, que la acompaña para pedirle a Oz unos sesos; con el Leñador de Hojalata, que quiere un corazón; y con el León, que lo que quiere es valor. De la mano de estos personajes (sin olvidarnos, por supuesto, de Toto) nos adentraremos en un viaje lleno de encanto.

Pero echemos el freno un momento, querido lector. Parémonos a mirar los detalles del libro. Y es que yo descubrí esta maravilla cuando era pequeña y mi padre sacó una caja enorme de algún altillo de la casa de mis abuelos. Estaba llena de libros, libros viejos y con polvo que habían sido suyos en algún momento de su vida. Y, entre tantos recuerdos, renació El maravilloso mago de Oz. Recuerdo que la primera vez que me senté a leerlo, y a pesar de sus más de doscientas páginas y mis apenas ocho años, lo leí de un tirón. Ahí estuve toda la tarde, perdida en el país de Oz, saltando alegre por el camino de losetas amarillas y bostezando en el campo de amapolas.

Así que lo primero que te digo es que, si tienes hijos, este es un libro primordial. Déjalos que viajen, que conozcan a las brujas, que se rían con Toto y que tiemblen con los ejércitos de monos voladores. Y, después, cuando pasen unos años, que vuelvan a leerlo. Porque entonces descubrirán miles de detalles que antes, con sus ojos de niño, ni podían ver. Y les encantará.

Porque eso fue lo que me pasó a mí, realmente. El maravilloso mago de Oz es un libro para niños; un libro de magia y encanto. Un libro para soñar. Y yo soñé en su momento. Pero, cuando lo cogí una vez ya más adulta, me di cuenta del verdadero mensaje que hay en el interior. Porque ni el Espantapájaros es tan tonto, ni el Leñador de Hojalata es tan desalmado, ni el León es tan cobarde. De hecho, Oz sólo les da lo que precisamente les falta: creer en sí mismos. Así que, enterrada entre tanta letra y tanta magia, tienes una moraleja fantástica; sólo hay una cosa que te impide llegar a ser lo que quieres ser: tú.

Oh, y un último comentario. Pido disculpas por la portada que pongo. No es la mía original, pero no la he encontrado en internet. Sí os digo, sin embargo, que al final de mi ejemplar colocan esta misma, que resulta ser la de la primera edición de la obra. El libro va acompañado en su totalidad por unas ilustraciones del mismo tipo, que lo único que provocan es que quieras más la historia. Todas ellas son parte del trabajo de William Wallace Denslow. Espero que tú también puedas encontrarlas en el tuyo, querido lector, porque son maravillosas. De todos modos, para perderte en el libro, cualquiera vale. Los dibujos sólo le dan un toque especial digno de mencionar.

En conclusión, si no lo tienes ya, hazte con él. Si ya lo tienes, sácalo de entre las montañas de libros viejos de tu biblioteca. Porque es una pieza fundamental, de esas que te hacen feliz cuando eres niño, y te devuelven a tu infancia cuando eres mayor.





2 comentarios:

  1. Creo que de todas las entradas que he leído, ésta es la que más me ha emocionado.
    Qué Disney suena todo. Qué dulce, y qué forma de apelar a la sensibilidad más infantil de una.
    Entre Marina y tú ya me queda claro que debo leerlo ahora mismo, porque tiene toda la pinta de ser mi clase de libro.

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    Respuestas
    1. Es MAGIA. Y me extraña que no lo hayas leído aún. Marina, por supuesto, tiene todas las ediciones del mundo (de hecho la suya, según me dijo, era más grande, que los tiene todos o algo así). Si por cualquier cosa no puede prestártela, me lo dices y lo sumo a El niño con el pijama de rayas.

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