El perfume. Historia de un asesino (Patrick Süskind)

Título: El perfume. Historia de un asesino.

Título original: Dat parfum. Die geschichte eines mörders.

Autor/a: Patrick Süskind.

Saga: ---

Editorial: (Formato digital: epub).

Traducción: Pilar Giralt Gorina.

Año: 2011 (1985).

Páginas: 315.

ISBN: 8433228036.

Precio: 17.50€

¿Dónde puedo conseguirlo?: Casa del libro

Sinopsis: Quizá los olores evoquen el privilegio de la invisibilidad. Antes del tacto, sucede el olor, como mensajero de una esencia que sabe desaparecer en el aire y ser agente de un gran poder. La seducción que despliega el olor es implacable: se instala en nosotros y sella su poderío en los tejidos de la memoria. Jean-Baptiste Grenouille tiene su marca de nacimiento: no despide ningún olor y por ello hace temer la presencia de algún demonio. Al mismo tiempo posee un don excepcional: un olfato prodigioso que le permite percibir todos los olores del mundo. Desde la miseria en que nace, abandonado al cuidado de unos monjes, Jean-Baptiste Grenouille lucha contra su condición y escala posiciones sociales conviertiéndose en un afamado perfumista. Crea perfumes capaces de hacerle pasar inadvertido o inspirar simpatía, amor, compasión... Para obtener estas fórmulas magistrales debe asesinar a jóvenes muchachas vírgenes, obtener sus fluidos corporales y licuar sus olores íntimos. Su arte se convierte en una suprema e inquietante prestidigitación.



Al igual que me pasara con Coraline no hace mucho, el error que he cometido con este libro es ver la película antes de leerlo. Y es que yo estaba así como muy cabreada con el filme, porque me dejó fría y descolocada. Pero después de leer el libro me he dado cuenta de que no está tan mal reflejada, el único problema es que... bueno, que el libro le da mil patadas. Me explico:

La sinopsis ya nos pone un poco en consonancia. Jean-Baptiste Grenouille es un chico con un don excepcional: puede oler, analizar y almacenar cualquier aroma del mundo. Así que el libro gira completamente en torno a eso, a los olores. Y he aquí el problema base de la película: una cinta no puede transmitir el olor. En el libro, sin embargo, todo está tan bien descrito que te parece verdaderamente tener bajo la nariz toda la peste de París.

En cuanto a su estructura, El perfume se nos presenta dividido en cuatro partes. Más de cincuenta capítulos (no te asustes, querido lector, algunos son muy cortos) que nos cuentan qué es de Grenouille, sus ansias, sus sueños y sus razones de vida. Todo, por supuesto, con un principal protagonista: su nariz. Las descripciones de lo que huele son increíbles, preciosas y tremendamente reales. Todo va en torno a eso, y ni si quiera suena extraño, sino tan verdadero que hay veces que hasta te pica la nariz. Eso sí, tenemos toques de realismo mágico, que al final se convierten en una auténtica bofetada cuando terminamos el libro. Pero no pasa nada; no lo señalo como un punto negativo. El libro te va preparando para una reacción final de ese calibre, así que no suena extraño, tampoco forzado. Más bien correcto y muy adecuado para la línea general que vamos tomando a lo largo de la novela (en la película se me antojó todo muy gratuito, pero ahora imagino que es más por el hecho de no haberla asimilado desde un principio).

Para hablar de los personajes, sólo te voy a nombrar a Grenouille. El protagonista de la historia, el eje central de todo (junto con su nariz). La pieza clave de todo el libro es malo. Verdaderamente malo. Pero malo de malo, de malas intenciones, de un caótico malvado total hablando en cuestiones de rol. Y loco. Al leerlo nos damos cuenta de que alguien que se comporta de esa manera, desde luego, no puede estar bien de la azotea. A pesar de esto, sin embargo, no pude llegar a odiarlo. Porque dentro de su desvarío mental encontré a un genio total, bien descrito y que justifica sus asesinatos un poco de aquella manera... pero que Süskind te adapta de una forma tan sublime que aceptas sin más, casi sin darte cuenta.

Sí, sí y sí, lee El perfume. Sobre todo si tienes idea de ver la película. Cuando vayas ya con la nariz bien cargada de la peste de París, entonces, y sólo entonces, la verás de una manera muy distinta, y la disfrutarás muchísimo más. Además, que es una verdadera pena no ver a Alan Rickman en cualquier papel, sea el que sea. Y no sólo eso: ganarás una verdadera joya literaria para tu biblioteca personal (sea de cristal o no).