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17/7/13

¿Qué película veo? Hoy, Sin Límites.

Qué, ¿no puedes concentrarte en el estudio? ¡Toma esta pastillita mágica y te pasarás tu carrera en un mes! ¡Garantizado!



Parece un anuncio de Teletienda, pero en realidad es una película de 2011 dirigida dirigida por Neil Burger King (director y guinoista de El Ilusionista) y cuyo reparto sale muy bonico arriba, en la foto del cartel.


La película va de que Bradley Cooper se hace con una droga experimental supuestamente legal que multiplica su coeficiente intelectual hasta hacerle llegar a las cuatro cifras. De repente el mundo le sabe a poco. Lo sabe todo sobre todo. ¿Y qué harías tú si tuvieras esa capacidad? Exacto. Pues eso mismo, en un par de semanas de inversión y recopilación de información en bolsa, el chaval se hace de oro. Evidentemente, eso levanta tanto interés como sospecha. Finalmente, se encuentra con tantos problemas como oportunidades.

A eso hay que sumarle que, como droga que es, tiene efectos secundarios: si la dejas de tomar, mueres. A ver, quizá no inmediatamente, pero tu cuerpo se va debilitando hasta la muerte; aunque seguir tomándola tampoco te asegura estar sano. Por si fuera poco, Cooper tienes que ideárselas para aumentar su suministro del fármaco, ya que no durará para siempre. Y no es el único que lo ansía, aunque sí parece ser el único que lo posee...

Y diréis: ¿Y qué pinta Robert DeNiro en todo esto? Pues DeNiro es un magnate de empresas que ha sido atraído por el fenómeno del chico mágico que es capaz de prever los movimientos empresariales y de bolsa y cuya capacidad no parece tener límites. Es tanto aliado como enemigo. Ya lo entenderéis.

Por último, mencionar también al ruso malo. ¡Qué es una película sin un ruso malo! Y dejadme destacar a Yuri Mikhaylychenko, que ruso que hay en película, ruso al que dobla. Bueno, y hace el apaño con ucranianos, serbios, polacos y demás. Un máquina.

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Pues la verdad es que la cámara no es santo de mi devoción, por no contar con un par de truquitos de realización que me parecieron algo serie B ochenteros; como el zoom infinito o las letras photoshopeadas cayendo como ideas que abordan la mente. Bueno, preferencias personales. 
Digo lo de la cámara porque es estática casi en su totalidad. No me otorga nunca una sensación de dinamismo o evolución, simplemente proyecta un entorno en donde se da una situación. 

El reparto... a ver, voy a intentar ser transparente: DeNiro es el gancho. Es el actor de renombre que le da cierto caché y tirón a los indecisos, es el seguro de la película. Bradley por su parte es correcto en su interpretación previa y post a las drogas, luego no tengo queja. El resto son meros adornos. Bueno, no. El ruso es Dios. Es alguien que se maravilla de palabras que desconocía con anterioridad. Creo que no me explico bien, pero vamos, que es un ruso cansino.

La música es decorativa meramente, luego no me explayaré. Y la ambientación es innecesaria, pues es el protagonista quien se encarga de la esencia del filme.

Nada más. Es una película interesante. Y robando palabras a un ser querido: "ver una película actual donde Robert DeNiro no haga el ridículo es de agradecer".

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