Título: La muerte de Iván Ilich.
Título original: Smert Ivana Ilyichá.
Autor/a: León Tolstoi.
Saga: ---
Editorial: ---*
Traducción: ---*
Año: 2013 (1886).
Páginas: 75.
ISBN: 9780886822989
Precio: ---
¿Dónde puedo conseguirlo?: Realmente la obra es de dominio público. Puedes leerla aquí.
Sinopsis: Iván Ilich es un hombre que cuida las formas, un hombre que ha formado una familia "como Dios manda", que gracias a su dedicación y honestidad ha conseguido altos puestos en su ámbito de trabajo, que se ha ganado el favor de sus superiores y el respeto de sus pares, que ha obtenido dinero suficiente para moverse en los círculos de la más alta sociedad. Iván Ilich es, en suma, un hombre que ha conseguido estar donde siempre quiso, según lo que él consideraba era el "correcto proceder".
Un día, por un tonto accidente doméstico, se encuentra con que se está muriendo. Llegado a cierto deterioro físico, para él es evidente que no hay cura posible, y sin embargo los médicos lo revisan con una tranquilidad pasmosa, incluso su esposa se empecina en decir que es sólo cuestión de que se tome sus medicinas para sanar. Iván Ilich empieza a sentir que está solo: él necesita que le tengan la misma lástima, que se compadezcan, que le ayuden a enfrentarse a ese monstruo terrible que lo aguarda, y sin embargo, todos siguen haciendo su vida como su no sucediera nada.
*Nota: Al ser de dominio público, carezco de los datos marcados. El libro está gratuito en internet. Yo lo encontré en formato epub aquí. La sinopsis está recortada; me parecía que decía demasiado.
La muerte de Iván Ilich ha sido un pedido de la sección Aquí mandas tú hecho por Arturo Bodeguillas. Y, Arturo, no puedo hacer otra cosa que darte unas gracias infinitas. Realmente estaba buscando cualquier excusa para entrar en el tema de Tolstoi, así que me has venido como anillo al dedo. Además, admito, no sabía cómo empezar, y tú me has abierto las puertas directas a la magnificencia de este señor. Así que, lo primero, eso: gracias, muchas gracias. Gracias por interesarte en estos temas, en esta literatura que a veces se le olvida a la gente. Y, sobre todo, gracias por compartirlo.
Os cuento entonces de qué va un poco todo esto. Iván Ilich es, en definitiva, un hombre con un cargo ciertamente importante que muere sin más. Las repercusiones de su muerte aluden, más directa o indirectamente, a la gente que lo rodea (o lo rodeaba). Todo esto nos lleva, por supuesto, a una incesante lista de preguntas trascendentales, enmarcadas por lo general con un por qué bien grande que nos hace pensar.
Pedirte que te pares ante un libro de Tolstoi es como decirte que vayas al Museo Vaticano y te quedes mirando el David de Miguel Ángel. Es como ofrecerte que te des una vuelta por el Prado. Es como pedirte que metas la cabeza de lleno en una de las mejores literaturas que hayas tenido el placer de encontrarte en tu vida. Así que, incluso antes de contarte de qué va, incluso antes de terminar esta reseña, te lo digo: querido lector, lee a Tolstoi.
En 12 capítulos, pues, León nos cuenta cómo fue la vida de Iván Ilich y, sobre todo, cómo fue su muerte. Doce maravillosos capítulos repartidos en unas cuantas páginas en las que, aquí más que nunca, podemos aplicar eso de lo bueno, si breve, dos veces bueno. Personalmente el libro me lo leí en una tarde. Y de corazón te digo que es una de las mejores tardes de lectura que he vivido. Ya no sólo te maravillarán las formas de Tolstoi, sino también lo curioso de los personajes, tan aparentemente casuales, tan inteligentemente escogidos. Como me dijo Arturo en el mensaje de petición, es una increíble reflexión sobre la vida y, en especial, la muerte. Eso sí, un consejo: si no sabes mucho de francés (yo la primera, por eso lo digo), te recomendaría que tuvieses a mano un diccionario y/o traductor; hay varias expresiones en este idioma que, creo, pierden cierta gracia si no sabes qué dicen.
Sobre la obra en sí no puedo contarte mucho más sin sacarte pinceladas que, creo, tú mismo debes descubrir. Te puedo decir que es una novela corta, que tiene una acogida estupenda y que, además, tanto Nabókov (del que seguramente te suene su obra Lolita) como Gandhi la marcaron como la obra más grande de toda la literatura rusa. Fue una de las últimas obras que escribió el autor, así que, desde luego, disfrutarás de una madurez literaria digna de resaltar.
Así que, querido lector, ya te lo ha dicho Nabókov, te lo ha dicho Gandhi, y, ahora, te lo digo yo otra vez: lee La muerte de Iván Ilich. Sólo será una tarde de tu vida y, además, como me comentó Arturo, sólo lamentarás una cosa: no haberla leído antes.
Un día, por un tonto accidente doméstico, se encuentra con que se está muriendo. Llegado a cierto deterioro físico, para él es evidente que no hay cura posible, y sin embargo los médicos lo revisan con una tranquilidad pasmosa, incluso su esposa se empecina en decir que es sólo cuestión de que se tome sus medicinas para sanar. Iván Ilich empieza a sentir que está solo: él necesita que le tengan la misma lástima, que se compadezcan, que le ayuden a enfrentarse a ese monstruo terrible que lo aguarda, y sin embargo, todos siguen haciendo su vida como su no sucediera nada.
*Nota: Al ser de dominio público, carezco de los datos marcados. El libro está gratuito en internet. Yo lo encontré en formato epub aquí. La sinopsis está recortada; me parecía que decía demasiado.
La muerte de Iván Ilich ha sido un pedido de la sección Aquí mandas tú hecho por Arturo Bodeguillas. Y, Arturo, no puedo hacer otra cosa que darte unas gracias infinitas. Realmente estaba buscando cualquier excusa para entrar en el tema de Tolstoi, así que me has venido como anillo al dedo. Además, admito, no sabía cómo empezar, y tú me has abierto las puertas directas a la magnificencia de este señor. Así que, lo primero, eso: gracias, muchas gracias. Gracias por interesarte en estos temas, en esta literatura que a veces se le olvida a la gente. Y, sobre todo, gracias por compartirlo.
Os cuento entonces de qué va un poco todo esto. Iván Ilich es, en definitiva, un hombre con un cargo ciertamente importante que muere sin más. Las repercusiones de su muerte aluden, más directa o indirectamente, a la gente que lo rodea (o lo rodeaba). Todo esto nos lleva, por supuesto, a una incesante lista de preguntas trascendentales, enmarcadas por lo general con un por qué bien grande que nos hace pensar.
Pedirte que te pares ante un libro de Tolstoi es como decirte que vayas al Museo Vaticano y te quedes mirando el David de Miguel Ángel. Es como ofrecerte que te des una vuelta por el Prado. Es como pedirte que metas la cabeza de lleno en una de las mejores literaturas que hayas tenido el placer de encontrarte en tu vida. Así que, incluso antes de contarte de qué va, incluso antes de terminar esta reseña, te lo digo: querido lector, lee a Tolstoi.
En 12 capítulos, pues, León nos cuenta cómo fue la vida de Iván Ilich y, sobre todo, cómo fue su muerte. Doce maravillosos capítulos repartidos en unas cuantas páginas en las que, aquí más que nunca, podemos aplicar eso de lo bueno, si breve, dos veces bueno. Personalmente el libro me lo leí en una tarde. Y de corazón te digo que es una de las mejores tardes de lectura que he vivido. Ya no sólo te maravillarán las formas de Tolstoi, sino también lo curioso de los personajes, tan aparentemente casuales, tan inteligentemente escogidos. Como me dijo Arturo en el mensaje de petición, es una increíble reflexión sobre la vida y, en especial, la muerte. Eso sí, un consejo: si no sabes mucho de francés (yo la primera, por eso lo digo), te recomendaría que tuvieses a mano un diccionario y/o traductor; hay varias expresiones en este idioma que, creo, pierden cierta gracia si no sabes qué dicen.
Sobre la obra en sí no puedo contarte mucho más sin sacarte pinceladas que, creo, tú mismo debes descubrir. Te puedo decir que es una novela corta, que tiene una acogida estupenda y que, además, tanto Nabókov (del que seguramente te suene su obra Lolita) como Gandhi la marcaron como la obra más grande de toda la literatura rusa. Fue una de las últimas obras que escribió el autor, así que, desde luego, disfrutarás de una madurez literaria digna de resaltar.
Así que, querido lector, ya te lo ha dicho Nabókov, te lo ha dicho Gandhi, y, ahora, te lo digo yo otra vez: lee La muerte de Iván Ilich. Sólo será una tarde de tu vida y, además, como me comentó Arturo, sólo lamentarás una cosa: no haberla leído antes.
La verdad es que es tiene muy buena pinta y no me extraña que te gustara tanto. Además es cortito y yo, como tu, estaba intentando entrar en Tolstoi, aunque no me apetecía hacerlo con Anna Karenina (vi la película y odié muchísimo a Anna, así que estaría leyendo un libro de 1000 páginas cuyo personaje principal odio, pero bueno, algún día lo haré igualmente). Me has dado la excusa perfecta, por lo tanto, para empezar con el autor. Si me aclaro con esta página (xD) me lo bajo.
ResponderEliminar¡Un besazo!