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14/9/13

Dueña de su corazón (Julie Garwood)

Título: Dueña de su corazón.
Título original: The lion's lady.
Autor/a: Julie Garwood.
Saga: Espías de la corona (1 de 4).
Editorial: Random House Mondadori. 
Traducción: María Isabel Merino Sánchez.
Año: 2004 (1988).
Páginas: 448.
ISBN: 9788497932264
Precio: 8.95€.
¿Dónde puedo conseguirlo?: Casa del Libro
Sinopsis: Christina Bennet conquistó enseguida a la mejor sociedad londinense. Sin embargo, guardaba afanosamente el secreto de su misterioso pasado hasta la noche en que Lyon, marqués de Lyonwood, le robó un sensual beso. El arrogante aristócrata con pasiones de pirata saboreó el fuego agazapado bajo el frío encanto de Christina y juró poseerla algún día. Pero la desafiante Christina no iba a ser conquistada fácilmente. Celosa de sus afectos y de su fortuna, se resistía a las sensuales caricias de Lyon. No se atrevía a sucumbir a su amor, porque entonces debería descubrir también su precioso secreto y renunciar a su destino. La pasión le desveló la flor de su secreto.




Aquí traigo más romanticismo y sexo empalagoso. Hacía tiempo que no me embarcaba en este estilo, así que me dediqué a buscar por internet. Como no sabía muy bien a qué atenerme, me centré en la autora de Lady Johanna. Fue así como encontré esta saga, que, además de ñoñerías por todos lados tenía otra cosa... ¡piratas!

Así que puedes imaginarte mi cara, querida lectora, cuando abrí el libro y me empezaron a contar historias de indios. Sí, así empieza Dueña de su corazón, con indios. Merry es una mujer dakota que fue secuestrada  junto con su hijo por otra tribu enemiga. El jefe de los secuestradores le da una paliza a Águila Blanca (el niño) hasta que prácticamente lo mata. Por suerte para Merry, Jessica, una mujer blanca que acarreaba una niña de apenas un año, apareció para salvarle la vida a su pequeño. Fue así como las dos mujeres escaparon juntas. Después de eso, se prometieron cuidar la una del hijo de la otra en el caso de que algo ocurriera. Como imagino que ya pensarás, Jessica muere, por lo que su hija, Christina, termina siendo criada por los dakotas. Y, cuando es mayor, Christina da el paso hacia el viejo continente para poder seguir las indicaciones que su difunta madre le dejó en un diario. Es por eso que entra en la sociedad londinense, y por lo que termina conociendo a Lyon, marqués de Lyonwood, que la ayudará con sus problemas, la defenderá y, sobre todo, la amará.
Pero nada de piratas, oye. Ni uno. Bueno, sí; lejanos recuerdos de la vida pasada de Lyon, que al parecer vivió en alta mar un tiempo al servicio del país e hizo de todo. Pero, además de eso, nada. ¡Con lo que a mí me gustan las batallas navales! Me quedé a dos velas cuando cerré por fin el libro, una vez terminado.

Más allá de la decepción personal por ese aspecto, admito que el libro no está mal. Siempre y cuando tengamos en cuenta dónde lo clasificamos. Es algo predecible, pero como prácticamente todo este tipo de lecturas. Una vez que te has leído dos o tres de ellas, te las has leído todas. Pero tienen ese toque único y ligeramente morboso que hacen que te quedes leyéndolas. Y por eso me quedé, por eso y porque me asombró bastante ver la enorme diferencia para con Lady Johanna. Vale que amo ese libro, pero está muy mal escrito. Éste, dentro de su cordura inicial, sigue unas pautas dentro de la normalidad.

La escritura es algo más elaborada que en novelas anteriores que he leído del mismo tema, pero tampoco nada del otro mundo (después de leer a García Márquez prácticamente todo se le queda a una pequeño). Hay un detalle muy curioso, y es que al comienzo de cada capítulo hay un fragmento del diario de Jessica. Vamos siguiendo, pues, las dos historias a la vez. Esto le suma algo de valor a la novela; no siempre es fácil llevar dos tramas simultáneamente. En un análisis te marcaría un eje temporal; aquí te digo que está bien, pero profesionalmente tampoco es para tanto. Aunque, como he dicho, sí curioso.
¿El argumento? Predecible. Se le da mucha importancia al romanticismo, a los besos, a la fuerza de los personajes y su pasión. Y, cómo no, al sexo. Lo que sí he notado es que en esta ocasión el marido es menos propenso a amenazar constantemente a la mujer con darle una paliza. Realmente no había visto este detalle en Garwood, pero sí en otras escritoras del estilo, y me parecía algo aberrante. Si bien no llegaban a tocarlas, el simple hecho de que lo mencionaran me hacía poner muecas y bajar el listón de ese señor a algo menos que el betún.
Los personajes son muy pasionales. Están llenos de secretos y acciones a veces algo ilógicas. Dan ganas de decirles: <<chavales, tranquilos; ¿por qué no habláis del tema?>> Pero, claro, estamos en una novela romántica, estas cosas tienen que darse. Por supuesto, a pesar de sus diferencias, terminan enamorándose perdidamente el uno del otro y jurándose amor eterno (vale, lo admito: me encantan estas cosas). También he visto que parece ser algo redundante que se formen otras parejas secundarias en torno a la principal.
Y, otra cosa: no hagas ni caso de la sinopsis. Aquí la señorita Christina no tiene un pelo de tonta, y si Lyon le enciende la caldera, ella echa todo la leña que puede y más. Y esto prácticamente desde el principio. Otra cosa es que niegue o no que lo ama, que eso es otra historia. Pero no le niega ni el beso, ni las faldas, ni las maneras. Nada de nada.

En conclusión, doy por hecho que si lees este libro es porque te gustan este tipo de lecturas (a mí me apasionan, que no te dé vergüenza). Así que, dentro de la línea general de estas novelas, sí que te la recomiendo. Si no te gusta leer una cursilada tras otra, mejor le das al botón de reseñas al azar. Estoy segura de que podrás encontrar algo que de verdad te interese, ¡que aquí tenemos de todo!



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