Batman: Black & White (vol. 4)

Sé que esta sección la llevaba Juanan, y, por mucho millones de reseñas que haga, no voy a poder llegar ni a su conocimiento ni a su capacidad de explicación del cómic americano. Pero, eh, que yo también soy fan (a mi manera), y después de haberme leído recientemente esta maravilla sacada de la biblioteca lo único en lo que podía pensar era en compartirla contigo, querido lector.

Batman: Black & White (vol. 4) es uno de esos cómics que no siguen un hilo argumental concreto ni preciso, sino que están formados por un montón de historias cortas e intensas que remarcan de lo mejor de cada autor. Cada historieta está escrita y dibujada por un artista distinto, así que cada una de ellas guarda en un rinconcito algo mágico y especial.

Entre los artistas que participan destaco, cómo no, a Bruce Timm, que me enamoró ya muy de pequeña con su versión de la serie animada del murciélago, y por el que guardo un gran cariño y respeto. Sus trazo me parece magnífico, y, sus chicas, dulces, encantadoras y sexys, todo a la vez. Con un Batman muy propio y, en este caso concreto, con una historia chocante, bien realizada y con un ligero punto romántico/sádico de Harvey Dent, Dos Caras para los amigos.

Otro de los grandes disfrutes es la aportación de Katsuhiro Otomo a la recopilación del caballero oscuro. Con un aire oriental que nos recuerda mucho al manga japonés, pero con toda la esencia de lo que es Batman y lo que representa, Otomo me ha conquistado con sus buenos trazos, sus detalles que, sin mostrarse obsceno ni agobiar al lector, muestra sin ningún tipo de problema la situación, enamorando con cada línea.

Y no puedo terminar esta reseña sin hacer mención al trabajo de Simon Bisley y Neil Gaiman. Sí, Neil Gaiman. El mismo que escribió Coraline. Tal cual.

Si bien el trazo de Bisley me pareció un tanto estrafalario de más, el guión de esta pequeña historia me pareció tan original y atractivo que me quedé en la última página anonadada, sin saber si reír, aplaudir, llorar, o todo a la vez. Es una suerte de parodia en la que Batman y el Joker están esperando su turno para entrar a escena. 

Pero hay muchísimas más dentro de esta gozada de libro, y todas valen la pena. Como, por ejemplo, Una canción de muerte esta noche, bajo el guión argumental de Dennis O'neil y el trazo de Teddy Kristiansen, en el que vemos un dibujo casi infantil pero tremendamente bueno que termina con nuestro querido Bruce Waynne (sí, él es Batman, ¡sorpresa!) vestido de Santa Claus. O el muy conocido Un tipo inocente, de Bolland, que yo ya había leído en otra recopilación pero que no deja de ser impactante y profundo.

Y esta ha sido mi primera reseña de cómic, querido lector. Recuerda que esta opinión va desde el más completo desconocimiento de este mundo. Sé mucho de libros y por eso hablo de ellos sin miedo, pero, en este campo, no soy más que un corderito más en mitad de la pradera. Eso sí, que goza como un cochinillo en el barro leyendo, sobre todo, a su gran y amado murciélago.