¿Qué película veo? Hoy, The Calcium Kid.

Las películas cutres, pero cutres con agonía, a veces son encantadoras y divertidas. Recuerda este nombre: Jimmy (El chico de Calcio) Conelly. Va a ser grande.

2004. Reino Unido. Alex De Rakoff. Cómo, ¿qué no sabes quién es Alex De Rakoff? Ni tú, ni yo, ni nadie. Ni en su misma casa. De hecho, seguramente el único que te suene de la película sea Orlando Bloom. ¡Pero espera! ¡No te vayas! ¡Dale una oportunidad!

Sé que voy a contaros un argumento totalmente inverosímil, pero he ahí su encanto. Que voy:

Jimmy es un lechero de barrio -y aficionado al boxeo- que ha desarrollado unos huesos prácticamente irrompibles gracias a que ha bebido mucha leche a lo largo de su vida. (Lo sé, lo sé. Sigue leyendo, por favor). Por circunstancias de la vida, se ve en un combate de entrenamiento contra un grande del boxeo que va a enfrentarse al campeón de campeones y va a darle a su mánager el empujón que desesperadamente necesita su carrera profesional. Todo se tuerce cuando su contrincante intenta golpear a Jimmy en la cabeza y... bueno, se rompe los huesos de los dedos. Adiós combate. Adiós carrera de mánager de Herbie Bush. Pues no, esto no va a quedar así. El lechero ha sido la causa, así que el lechero tiene que arreglarlo. Será él quien luche contra José Mendez. 

Pero es que es todo tan cómico... desde el propio Bush, que es un regordete pequeñín incapaz de infundir respeto, el amigo de Jimmy, que es un irrespetuoso y bruto holgazán... el entrenador que consiguen en una tasca, totalmente ebrio, para Jimmy... hasta los Altar Boys. No pienso desvelar nada sobre ellos, porque creo que son la magia de la película. Son... bueno, hay que verlos para entenderlo.

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La cámara no puede ser más cutre. Con la excusa de que está siendo grabada a modo documental, se permiten lujos de planos imposibles y temblores en la cámara fija. ¡Y da igual! Lo importante es la música, que es... casi inexistente. Bueno, pues entonces es el reparto, el cual... son en su mayoría familiares y amigos del director. Bueno, pues... la trama. Vale, dejadme. Todo es malo. Pero olvidaos un momento de eso. No busquemos, al menos por una vez, una película sobresaliente técnicamente hablando. Al contrario, riámonos, disfrutemos del hecho de que hasta el propio Orlando haya tenido que poner dinero para la publicación del filme.

¿Qué más da todo eso si tenemos a los Altar Boys?

En mi humilde opinión, es una muy divertida comedia que coge tópicos, patriotismo británico y actores ridículos que le dan ese encantador toque de película mala, mala pero mala, terrible, que a veces tanto nos gustan y no perdemos tiempo en recomendar a nuestros más allegados. (A los demás no, que no crean que tenemos un gusto penoso en el cine).

Para acabar de convenceros, dejadme que haga una cita de la película, la cual hará que corráis a verla:

Baila en la pista.

Pica como la avispa.

Dale un cabezazo,

y verás como se crispa.